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¿Qué son los aditivos?

Según el diccionario de la RAE un aditivo es una «sustancia que se agrega a otras para darles cualidades de que carecen o para mejorar las que poseen». En el ámbito de la nutrición, la adición de sustancias a los alimentos para mejorar su sabor o prolongar su conservación se remonta a la Prehistoria. Por ejemplo, en el Neolítico se utilizaban sustancias como el azafrán o la cochinilla para que la comida resultara más apetecible, o la sal y el vinagre con el objetivo de lograr que durara en buenas condiciones el mayor tiempo posible.
Es a partir del siglo XIX cuando se produce una investigación intensiva de las sustancias químicas (naturales o artificiales) que se irán incorporando de manera controlada y sistemática a infinidad de alimentos, en muchos casos para mejorar su apariencia y su sabor, y en otros para incrementar su tiempo de conservación, evitar la aparición de bacterias y miles de finalidades más que, en principio, tratan de garantizar las mejores condiciones para el producto en cuestión.
Pero, lamentablemente, lo que es bueno para el producto en sí, no siempre es beneficioso para quien lo consume, e incluso en algunos casos es directamente perjudicial para la salud de las personas. Por este motivo, con el avance de los años, se han incrementado los controles gubernativos sobre estos aditivos, llegando a prohibirse el uso de muchos de ellos en productos alimenticios, en algunos casos de manera unánime en todos los países «civilizados», y en otros con importantes divergencias de criterio.
Imagen de Xavier Caballe (Flickr)
Un ejemplo paradigmático puede ser el del Ciclamato Sódico (E-952), un edulcorante descubierto en 1937 en la Universidad de Illinois y que contienen productos tan populares como la Coca Cola Zero. Pues bien, en el año 1969 el uso de este compuesto fue prohibido en Estados Unidos por la agencia gubernamental encargada de vigilar la salud alimentaria, la FDA (Food and Drug Administration), tras unos estudios que apuntaban su posible relación con la aparición de cáncer. También en México y Venezuela está prohibida su utilización. Sin embargo, otras instituciones como la OMS (Organización Mundial de la Salud) afirman que el consumo de este aditivo es seguro para el ser humano si no se rebasa la «ingesta diaria admisible recomendada«, que en este caso es de 11 mg. por kilo de peso corporal. De hecho, en toda la Unión Europea (sí, también en España), el E-952 está permitido y es muy utilizado en refrescos y yogures, entre otros.
Pero, ¿Cuánta cantidad podemos llegar a tomar a lo largo de un día? ¿Si te tomas dos refrescos y un yogur superas esa ingesta diaria admisible? ¿Cuántos miligramos de E-952 contiene una lata de Coca Cola Zero? Lo cierto es que los consumidores no lo sabemos. Por este motivo hay numerosos aditivos que es conveniente evitar ya que, ante la duda y vista la cada vez mayor incidencia del cáncer, alzheimer o alergias en la población, más vale ser cautelosos e intentar consumir productos similares que no contengan aditivos potencialmente perjudiciales o, si no existen alternativas más saludables, reducir el consumo de dichos alimentos cargados de aditivos que son, cuanto menos, «sospechosos».
En este blog trataremos de ir comentando algunos de esos alimentos que es conveniente evitar y sus posibles alternativas en aquellos casos que las haya.
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