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Plásticos y latas nos contaminan con Bisfenol A

Las botellas de plástico pueden llevar Bisfenol A Imagen: Steven Depolo (CC)

Las botellas de plástico pueden llevar Bisfenol A
Imagen: Steven Depolo (CC)

Hoy me voy a alejar un poco de la temática de los aditivos para hablar de un compuesto que es bastante peligroso, nos rodea por doquier y estamos ingiriendo sin darnos cuenta: el Bisfenol A.

Denominado también como BPA, el Bisfenol A es un compuesto orgánico que se utiliza sobre todo para la elaboración de plásticos, incluyendo biberones (prohibido en la UE desde 2011), botellas de agua, discos compactos (CD/DVD), tuberías y electrodomésticos, entre otros. También se usa en los revestimientos epoxi de las latas de comida y en el papel térmico que se utiliza en algunos tipos de ticket de compra y en los recibos de los datáfonos (pago con tarjeta).

Tal y como pasaba con el amianto, ya desde la década de los años 30 del siglo XX están documentados los riesgos del Bisfenol A para la salud, pero todavía (más de 80 años después) se sigue mareando la perdiz haciendo nuevos estudios y reevaluaciones sin atreverse a prohibir su uso completamente. No en vano, anualmente se producen más de 3 millones de toneladas en todo el mundo, por lo que hay poderosas industrias y grupos de presión que hacen lo imposible por retrasar al máximo dicha prohibición. Y digo «retrasar» porque estoy convencido de que antes o después se prohibirá el uso del BPA, al menos en los países desarrollados.

A pesar de los poderosos intereses que hay en juego, la EFSA (Agencia Europea de Seguridad Alimentaria) no tuvo más remedio que prohibir el uso de Bisfenol A en los biberones y tiene en marcha un proceso de reevaluación de este producto, cuya segunda parte incluye una consulta abierta a los investigadores para que aporten sus opiniones y sugerencias antes del próximo 13 de marzo.

El recubrimiento interior de las latas también puede contener
Bisfenol A / Imagen Steven Depolo (CC)

La primera fase de esta reevaluación dio como fruto un informe publicado el pasado mes de enero, según el cual la Unión Europea reconoce que el Bisfenol A puede dañar el riñón, el hígado y la glándula mamaria, y no descarta sus posibles efectos negativos relacionados con el cáncer, la salud reproductiva, el sistema nervioso y el cardiovascular. Pero, aunque reconoce estos efectos sobre el organismo, la EFSA no teme por nuestra salud ya que asegura que no estamos lo suficientemente contaminados, es decir, que considera que la cantidad de BPA que entra en nuestro cuerpo no es suficiente para perjudicarnos. No sé vuestro caso, a mí particularmente no me ha analizado la EFSA, y los valores medios de Bisfenol A que, según las estadísticas, tiene la población me importan un carajo. Si hay una sustancia que pueda ser mala para mi cuerpo, hay que eliminarla, y punto.

Así lo han hecho en Francia donde, a partir del 1 de enero de 2015, todos los envases deberán estar libres de Bisfenol A. Sin embargo, la industria del plástico sigue empeñada en negar cualquier perjuicio del BPA en los humanos, tachándolos de mitos sin fundamento. Muchos millones de euros y dólares están en juego.

Entonces, según los fabricantes de BPA, ¿mienten los estudios recientes que han dado lugar a, por ejemplo, estas noticias?:

10/01/2014: «El Bisfenol A aumenta el riesgo de cáncer en el tejido de próstata humana«
19/02/2014: «El riesgo de que los compuestos químicos pasen del envase a la comida«
25/02/2014: «¿Es higiénico rellenar las botellas de plástico?«
26/02/2014: «Un contacto continuo con recibos impresos, vinculado a niveles elevados de bisfenol A«
04/03/2014: «El Bisfenol A está ligado al cáncer de próstata«
También es bueno recordar la interesante entrevista del profesor del CSIC Eduard Rodríguez-Farré en Salvados hace ahora casi un año, en la que hablaba precisamente del bisfenol, entre otros productos que no se prohíben, aunque se conoce su toxicidad.
Si quieres, puedes firmar esta petición para que se prohíba el uso del BPA en materiales en contacto con alimentos y bebidas.
Por último, recomiendo ver esta edición de «El Escarabajo Verde» dedicada al Bisfenol A bajo el título «Mejor no saber».
Como, por desgracia, aunque queramos saber es casi imposible conocer los envases que contienen BPA, mi recomendación es evitar todos aquellos que sean sospechosos y, por supuesto, nunca calentar la comida en un envase de plástico. Yo, de momento, ya uso envases de cristal para evitar algunas bebidas envasadas en plástico y latas. Habrá que hacer lo mismo con los envases de tomate, aceitunas y demás (siempre que el bolsillo lo permita, claro).
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