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Podemos tomar turrón blando sin preocuparnos por los aditivos

Aunque aún faltan bastantes semanas para que oficialmente llegue la Navidad, las tiendas ya tienen sus estanterías abarrotadas de todo tipo de productos típicos de esas fiestas. Así que este blog se va a poner también navideño y las próximas entradas estarán dedicadas al turrón en algunas de sus variedades más populares: turrón blando, duro y de chocolate. Esta semana dedicaré la entrada al denominado blando o de Jijona.

Tabla comparativa de los aditivos en el turrón blando

El turrón es un dulce típico de la Navidad que consiste en una masa pastosa a base de miel, almendras tostadas y azúcar. También se le añade huevo para ayudar a la emulsión de los ingredientes (vamos, para que mezcle todo bien). Aunque, como se puede comprobar en la tabla, algunas marcas incorporan además un aditivo con esa misma función.

Al que nos ocupa esta semana se le conoce genéricamente como turrón blando, aunque en algunos casos viene identificado como turrón de Jijona, pero únicamente si se ha elaborado siguiendo el proceso que determina el Consejo Regulador de dicha Denominación de Origen y si procede de las zonas que abarca la Denominación.

Se supone que el hecho de que venga avalado por la Denominación de Origen garantiza su calidad, aunque hay muchas otras marcas cuyos turrones están igual de buenos, o incluso más; según mi gusto, claro.

En lo que respecta a los «añadidos», ninguno de estos productos contiene aditivos desaconsejables, aunque yo siempre recomiendo elegir aquellos que no añaden ninguno, como es el caso de los seis primeros productos. Entre ellos hay primeras marcas y marcas blancas, con una gran variedad de precios, y los he ordenado de mayor a menor proporción de almendras, aunque todos ellos contienen una proporción óptima de esa materia prima.

Imagen de Carmen López

Los otros siete productos no están mal tampoco, pero añaden el E-471, mono y diglicéridos de ácidos grasos, un emulsionante sin efectos secundarios. La única precaución es para veganos, judíos y musulmanes ya que no se puede descartar el uso de grasa animal en la elaboración de este aditivo, aunque lo habitual es que se utilice una de origen vegetal.

La cuestión básica es que si existen muy buenos turrones blandos sin ningún aditivo, ¿qué necesidad hay de añadirle nada? Lo más curioso es que algunas de estas marcas no son, precisamente, las más baratas, como el caso de 1888, «probablemente el turrón más caro del mundo». Yo lo he probado en alguna ocasión y, para mi gusto, el Hacendado de Mercadona está muuucho más bueno.

Desde el punto de vista nutricional, este tipo de turrón no contiene ninguna grasa perjudicial para la salud y tanto las almendras como la miel son productos saludables. El único problema es la cantidad de azúcar y grasa, lo que obliga a moderar su consumo, aunque no tengas problemas de salud. En el caso de las personas que padecen diabetes, existen alternativas de turrones con edulcorantes, pero no los he incluido en esta comparativa ya que no se les puede considerar turrones tradicionales. De todas formas saldrían mal parados por la cantidad de edulcorantes que contienen.

En definitiva, podemos tomar turrón blando sin tener que preocuparnos por los aditivos.

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