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Aspartamo, el dulce veneno. Segunda parte: Cáncer y daños neuronales

Tal y como comenté en la primera parte de esta entrada dedicada al aspartamo, los estudios financiados por Searle, el fabricante de este edulcorante, fueron muy discutidos e incluso denunciados por la propia FDA hasta que el nuevo gobierno norteamericano cambió al director de esta agencia estatal. Pues bien, resulta que la IDA (ingesta diaria admisible) de 40 mg/kg. de peso corporal que se estableció para el aspartamo, y que hoy día sigue vigente, es la que se recomendaba en aquellos estudios iniciales que se podían considerar casi fraudulentos.

Molécula del Aspartamo. Autor:  Benjah-bmm27

Aún dando por «segura» esta limitación, el problema sigue siendo el mismo que con el resto de aditivos, las autoridades no obligan a los fabricantes a etiquetar qué cantidad lleva cada producto con lo cual es imposible determinar con certeza que no superamos la IDA. En el caso del aspartamo se da la circunstancia de que está presente en unos 6.000 productos, muchos de ellos de consumo cotidiano: chicles, caramelos, yogures sin azúcar, refrescos light, e incluso multitud de medicamentos y complejos vitamínicos. Por regla general, todo lo que se publicita como sin azúcar o que es apto para diabéticos, seguramente lleva aspartamo.

Y, ¿qué pasa si eres un bebedor compulsivo de refrescos con este edulcorante? Michael Collins, piloto de las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos, hacía mucho ejercicio y se acostumbró a hidratarse bebiendo unos tres litros de Coca Cola light al día. El 4 de octubre de 1985 sufrió un ataque de epilepsia quedando inconsciente. Tras una baja por enfermedad, y sin beber refrescos, mejora y cuando retoma su vida cotidiana y vuelve al consumo de Coca Cola Light regresan los temblores y la epilepsia. Un médico le recomendó evitar las bebidas con aspartamo y Collins no volvió a padecer más problemas… lo malo es que no pudo volar más ya que el ejército le consideró un inválido a consecuencia de los ataques de epilepsia.

El Dr. Ralph Walton, profesor de psiquiatría clínica en la Universidad de Ohio, realizó un estudio en 1985 administrando a los sujetos 30 mg./kg. de aspartamo al día (por debajo de la IDA). A la semana tuvo que interrumpir la investigación debido a que dos de los individuos sufrieron hemorragias oculares. La conclusión del estudio fue que las personas con episodios de depresión eran más sensibles al aspartamo.

Imagen tomada por ro.maou (Flickr)

Más recientes son los estudios del Instituto Ramazzini. El primero, publicado en 2006, se llevó a cabo con 1.800 ratas que tomaron una dosis diaria de entre 20 y 100 mg./kg. La originalidad de este estudio era que no lo interrumpían a los dos o tres años, sino que seguían observando a las ratas hasta que se producía su muerte natural para poder determinar los efectos a largo plazo. Los resultados fueron de un aumento significativo de linfomas, leucemias y tumores renales, entre otros, incluso en las ratas que habían ingerido la dosis mínima de 20 mg./kg.

En 2007 realizaron un segundo estudio en el que 400 ratas embarazadas comenzaron con la ingesta de aspartamo, y se observó a sus descendientes desde su nacimiento hasta su muerte. El resultado fue que cuando la exposición a este edulcorante comienza en el feto, el riesgo de aparición de tumores aumenta de manera alarmante. También aparecieron tumores de mama en las ratas hembra cuya madre había tomado aspartamo durante el embarazo.

No voy a negar que también existen estudios que avalan la seguridad de consumir aspartamo, pero es curioso comprobar quién ha pagado por esas investigaciones. Según declaraciones del Dr. Walton, recogidas en «Nuestro veneno cotidiano«, él y su equipo analizaron minuciosamente 166 estudios que habían sido publicados sobre este edulcorante. 74 de ellos estaban financiados por los propios fabricantes de aspartamo y 92 eran independientes (de universidades o de la FDA). Pues bien, todos los que habían sido pagados por la industria llegaban a la conclusión de que no era peligroso, mientras que de los independientes 85 concluían que el aspartamo presentaba uno o más problemas de salud. Los otros 7, de esos 92 independientes, habían sido financiados por la FDA y sus resultados coincidían con los estudios financiados por la industria. Es decir, el 100% de los que habían sido realizados por universidades independientes llegaban a la conclusión de que el consumo de aspartamo supone riesgos para la salud.

Productos con aspartamo en un
fotograma de «Nuestro Veneno Cotidiano»

Recomiendo encarecidamente que veáis el documental Nuestro Veneno Cotidiano, que ya comenté en entradas anteriores, pero concretamente la parte dedicada a hablar del aspartamo, del minuto 46:44 a 1:11:34.

A estas alturas a mí me queda claro que la cuenta de beneficios de las empresas fabricantes está por encima de la salud de los consumidores.

La próxima semana cerraré esta trilogía sobre el aspartamo estudiando las posibles alternativas a este controvertido edulcorante.

AÑADIDO EL 13/03/2013
Me parece interesante incluir esta información de la que se hace eco Telecinco:
El aspartamo puede provocar cáncer y problemas en el embarazo

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