En los últimos meses ya me he topado varias veces en internet con esta especie de cartel propagandístico de la química que intenta transmitir el mensaje de que hasta el alimento más saludable del mundo (una manzana) contiene aditivos naturalmente presentes.
El cartel original es obra de Klass Wynne, catedrático de Química de la Universidad de Glasgow, cuya adaptación al español ha sido realizada por Mauricio-José Schwarz.
Como se puede observar, el cartel muestra una manzana y debajo los ingredientes que supuestamente contiene. Al autor no se le ocurrió otra cosa mejor que poner entre paréntesis los códigos de los aditivos cuya composición coincide con algunos de los ingredientes de la manzana. Así, de un simple vistazo se llega a la conclusión de que algo tan natural como esta fruta está repleto de aditivos.
El único problema es que esto es, sencillamente, mentira. No se corresponde con la realidad. En primer lugar, hay que achacarle un defecto de forma, ya que nuestra legislación obliga a poner los ingredientes en orden según su mayor o menor presencia en el alimento, cosa que no hace (por ejemplo, los «aceites vegetales» deberían ir casi al final). Pero esto no tiene importancia comparado con el error de bulto que supone identificar estos «ingredientes» con los aditivos.
Un aditivo, por definición, es una «sustancia que se agrega a otras para darles cualidades de que carecen o para mejorar las que poseen». Por tanto, si la manzana contiene esas sustancias de manera natural, y por tanto no son añadidas (adicionadas), es una barbaridad denominarlas aditivos. O sea, que es un cartel bastante tramposo.
Pero, lamentablemente, hay quien cae en la trampa. En una página que encontré hace unos días se basaban en este montaje para realizar afirmaciones como las siguientes:
– «Incluso los alimentos naturales tienen conservantes y colorantes en notables cantidades»
– «Los aditivos no están ausentes ni en los alimentos naturales».
Evidentemente, esto es absolutamente incorrecto. Un conservante es una «sustancia que añadida a ciertos alimentos sirve para conservarlos sin alterar sus cualidades». Igualmente, un colorante es una «sustancia que añadida a ciertos alimentos sirve para darles color o teñirlos». Como la manzana contiene algunas de esas sustancias de manera natural, es erróneo denominarlas conservantes o colorantes. Por tanto, por definición (y sentido común) un producto natural no puede contener conservantes, ni colorantes, ni nada parecido, puesto que los aditivos los incorpora el ser humano, no la naturaleza.