Imagen de Victor Bayon |
He aquí la segunda de las tres entradas dedicadas al turrón. La semana pasada llegamos a la conclusión de que podemos tomar turrón blando con tranquilidad, al menos en lo que a aditivos se refiere. Ahora llega el momento de estudiar si también podemos disfrutar del turrón duro sin preocuparnos de sus aditivos.
Antes de nada, es conveniente explicar que ambos turrones son muy parecidos en su composición básica: almendras, miel, azúcar y clara de huevo. La principal diferencia es que en el blando las almendras están machacadas y forman una masa pastosa, mientras que en el duro las almendras están enteras. En este caso la tableta se recubre con una oblea elaborada a base de fécula de patata y aceite de girasol. La proporción de almendras en el turrón duro es algo inferior a la del blando.
En algunos casos al turrón duro se le conoce como turrón de Alicante, pero (como ya ocurría con el blando) cuando se ha elaborado siguiendo el proceso que determina el Consejo Regulador de Jijona (que es el mismo para ambos tipos).
|
En la tabla, como se puede observar, he añadido también el porcentaje de miel, excepto en dos de las marcas porque no lo indican. Al igual que la semana pasada, todos los que no contienen aditivos los he ordenado de mayor a menor porcentaje de almendras.
Queda claro que, excepto la marca La Casa, ninguna otra añade aditivo alguno, entre otras cosas porque no hace ninguna falta. Los dos aditivos que utiliza son antioxidantes, supongo que para que el turrón dure más tiempo sin ponerse rancio.
El E-304 es palmitato de ascorbilo, una versión del ácido ascórbico que es soluble en las grasas. De este no hay que preocuparse. También es inocuo el E-306, extractos de tocoferoles, extraído de aceites vegetales ricos en vitamina E.
Con el que sí hay que tener mucha precaución es con el E-310, galato de propilo. un antioxidante que, como ya he comentado otras veces, puede provocar reacciones alérgicas (especialmente en los asmáticos y personas con intolerancia al ácido acetilsalicílico). Está prohibido su uso en alimentos para bebés debido a que puede provocar cianosis. Por este mismo motivo no se recomienda su consumo en niños pequeños. Además, reduce la eficacia del sistema inmunitario, según experimentos realizados con animales, y, por último, puede presentar residuos de sustancias organocloradas. (Fuentes: OCU y Guía completa de aditivos alimentarios).
Así que mejor evitamos el turrón duro de esa marca.
La semana que viene cierro el tema de los turrones con el de chocolate.
¿Estará también libre de aditivos?
Lo veremos.