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Demasiados aditivos en la nata para cocinar

[ACTUALIZADA EL 20/02/2015. Ver al final del texto]

Autor de la imagen: Nacho (Gonmi)

Hace algunas semanas, Rosa sugería dedicar una entrada a las natas para cocinar, así que vamos a abordar hoy este producto. Para ofrecer una visión más completa, en la próxima entrada me ocuparé de la nata para montar y de la que ya viene montada.

La nata es, básicamente, la grasa de la leche recién ordeñada que tiende a quedarse flotando en la superficie. Los que peinamos canas aún podemos recordar cuando, en algunas ciudades, se vendía la leche fresca en botellas de vidrio, cuyo envase era retornable, y que venían tapadas por una ligera chapa de aluminio o similar.
Era muy frecuente ver esa gruesa capa de nata sobre la superficie de la leche. Por no hablar de quienes vivían en un pueblo y podían ir directamente a la vaquería con su cántaro para comprar la leche recién ordeñada que, lógicamente, había que cocer en casa antes de poder consumirla, momento en el que se conseguía un buen tomo de nata. Yo tuve la fortuna de poder vivir tanto la experiencia urbana como la rural.

Después de este paréntesis de melancolía, voy a centrarme en el asunto que nos ocupa: la nata líquida para cocinar, que ronda los 18 gramos de grasa por cada 100 de producto, un porcentaje inferior al de la nata para montar que se sitúa en los 35 gramos.

Tabla de aditivos en la nata para cocinar

Tal y como se puede observar en la tabla, no son pocos los aditivos que añaden las distintas marcas: Día (la más recomendable) es la que menos con solo 2 aditivos, pero luego hay varias que llegan a incorporar hasta 6 sustancias distintas. Vamos a fijarnos en las que he marcado en color rojo (evitar en la medida de lo posible) y en amarillo (consumir con moderación).

Carragenanos, E-407, no podían faltar. Este estabilizante es uno de los aditivos más utilizados en alimentación. Simplemente con ponerlo en el buscador de este blog encontrarás no menos de 30 entradas en las que lo menciono. Es decir, que al final lo estamos tomando a través de multitud de alimentos por lo que resulta imposible saber qué cantidad de carragenanos tomamos a diario en nuestra dieta. Lo malo de esto es que, como ya he comentado en ocasiones anteriores, en caso de absorción regular de cantidades elevadas aparece riesgo de úlceras a nivel de la mucosa cólica y reducción de la absorción de algunos minerales (calcio y potasio). También puede producir debilitamiento del sistema inmunitario. De otro lado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) desaconseja su utilización en alimentos infantiles y, por su parte, la doctora Joanne K. Tobacman, de la Universidad de Iowa, ha afirmado lo siguiente: «Debido a las propiedades cancerígenas reconocidas de la carragenina degradada en modelos animales y los efectos promotores del cáncer de carragenina degradada en modelos experimentales, el uso generalizado de carragenanos en la dieta occidental debe ser reconsiderada».

Trifosfatos, E-451 y Ortofosfatos de sodio, E-339. También he hablado muchas veces de los fosfatos. Baste recordar que su ingesta en dosis elevadas puede provocar una disminución de la absorción de calcio, magnesio y hierro, además de un posible desequilibrio en la relación calcio/magnesio en el organismo [E-451] o la relación calcio fósforo [E-339] generando posibles problemas de osteoporosis y depósitos calcáreos.

Los que están en amarillo son: Goma guar, E-412, que consumido en exceso produce desarreglos intestinales ya que no es digerible y, según información de la Unidad de Alergias Infantiles del Hospital La Fe de Valencia, puede incrementar los niveles de colesterol. La carboximetilcelulosa, E-466, en la que, según la ‘Guía completa de aditivos alimentarios‘ de los periodistas Manuel Núñez y Claudina Navarro, «puede haber restos de dioxinas cancerígenas». No he encontrado ninguna otra referencia sobre este riesgo, pero por si acaso lo etiqueto como amarillo. E igual ocurre con el E-472e, éseteres mono y diacetiltartáricos de los mono y diglicéridos de ácidos grasos, un emulsionante cuya única referencia negativa que he encontrado ha sido en la obra antes mencionada. Concretamente advierten de que «informes de la Organización Mundial de la Salud han llamado la atención sobre este aditivo, ya que en experimentación animal se han objetivado daños renales y cardíacos».

Resumiendo: No he encontrado nata para cocinar sin aditivos. No obstante, la mejor opción es la marca blanca de supermercados Día o la Kaiku sin lactosa, pensada para los alérgicos a esta sustancia. Las demás marcas contienen demasiados aditivos, algunos de ellos poco o nada recomendables. Lanzo la pregunta de siempre al aire: si se puede hacer una nata con solo un par de aditivos… ¿por qué añadirle el triple de sustancias?

ACTUALIZACIÓN [20/02/2015]

Actualizo esta entrada por dos motivos. De un lado porque acabo de descubrir que la nata de Supermercados Día tiene ingredientes distintos según dónde y cuándo la compres. Parece ser que la nueva versión que ha sacado en bricks de 200 ml. contiene 5 aditivos (incluyendo almidón); y su brick de 500 ml. sólo contiene carragenanos, E-407.

El segundo motivo es que, gracias al aviso de un lector, he descubierto una nata de Hacendado (Mercadona) sin aditivos que se ubica entre los productos refrigerados. NO es exactamente del mismo tipo que las otras ya que se trata de nata pasteurizada y, además, tiene el 30% de materia grasa, frente al 18% que tienen las otras. Además, su textura es más espesa. No obstante, como el etiquetado asegura que es para cocinar, he creído conveniente incluirla.

Por tanto, la tabla actualizada quedaría así:

Tabla comparativa de aditivos en la nata para cocinar (actualización feb. 2015)

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