El E341, fosfatos de calcio, se utiliza como antioxidante y regulador de la acidez. Se obtiene a partir del ácido fosfórico (E338).
El consumo elevado de fósforo se está convirtiendo en un problema de salud pública, dada su repercusión en el riesgo cardiovascular en la población general. Por otro lado, existe la sólida sospecha de que, en caso de consumo regular, puede reducir la absorción del calcio, desequilibrando la relación calcio/fósforo en el organismo (osteoporosis, depósitos calcáreos). El consumo de fosfatos también ha llegado a relacionarse con el TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad). Según el Dr. Eberhard Ritz, del centro de nefrología de Heidelberg (Alemania), el consumo de fosfatos puede suponer un riesgo para la salud.
En pacientes con enfermedad renal crónica (ERC), un consumo elevado de fósforo se relaciona con arteriosclerosis y enfermedad ósea.
De otro lado, según la Sociedad Española de Nefrología, “el fósforo de los alimentos procesados, tomado en cantidades excesivas, es perjudicial para la salud del riñón y resulta especialmente nocivo para las personas mayores“. Y añaden: ” el consumo medio en España es entre dos y cuatro veces mayor al que se necesita”.
Además, puede contener muchas impurezas como arsénico, cadmio, plomo y mercurio.
Fuentes
– ¿Veneno en su plato?
– Guía definitiva para interpretar etiquetas alimentarias
– Guía completa de aditivos alimentarios
– Tabla de aditivos. Los números E
– Fuentes ocultas de fósforo: presencia de aditivos con contenido en fósforo en los alimentos procesados