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Queso para untar clásico: a vueltas con los carragenanos

Esta es la primera de las dos entradas que voy a dedicar al queso para untar. El motivo de esta fragmentación es la gran cantidad de marcas y productos que existen (yo he recopilado un total de 34), por lo que he decidido montar una entrada con la variedad clásica, la de queso blanco sin más (16 productos), y dejar para otro momento el resto: finas hierbas, con nueces, con queso curado, semicurado…

Con este producto se produce algo a lo que ya estamos acostumbrados y que se denomina designación metonímica. Ocurre cuando una marca comercial logra convertirse en la forma común de denominar ese producto. Por ejemplo: llamar Cola Cao al cacao soluble, Nescafé al café soluble, Mistol al lavavajillas, Danone a los yogures… En algunos casos, con el paso del tiempo, se llega a olvidar que se trataba de una marca comercial; por ejemplo, eso ocurre con los apósitos adhesivos para cubrir las heridas que todos denominamos Tiritas.

Bueno, pues algo parecido ocurre con el queso para untar, que no son pocas las personas que lo suelen llamar queso Philadelphia, aunque no necesariamente sea esa la marca que compren o utilicen. Curiosamente, tal y como se puede observar en la tabla que he elaborado, esta marca es la peor clasificada en base a los aditivos que contiene:

Tabla de aditivos de queso para untar (variedad clásica)

Queda claro que los más recomendados son los tres primeros, por eso les asigno el número 1, ya que no contienen ningún aditivo. El resto presenta entre uno y cuatro. Todos ellos ya han sido comentados en este blog con anterioridad por lo que no me quiero detener demasiado.

Queso blanco para untar de ALDI
libre de aditivos

Como se aprecia perfectamente, muchos de estos quesos contienen los omnipresentes carragenanos (E-407), un aditivo que la propia Organización Mundial de la Salud recomienda que no se utilice en alimentos infantiles. Pero, es más, diversos estudios han encontrado efectos perjudiciales para la salud en animales de laboratorio. La doctora Joanne K. Tobacman, de la Universidad de Iowa, en 2001 revisó los posibles efectos de los carragenanos en animales y llegó a afirmar lo siguiente: «Debido a las propiedades cancerígenas reconocidas de la carragenina degradada en modelos animales y los efectos promotores del cáncer de carragenina degradada en modelos experimentales, el uso generalizado de carragenina en la dieta occidental debe ser reconsiderada». Si no domináis bien el inglés, en esta página resumen lo más destacado de dicho estudio.

Cream cheese classic del Lidl
libre de aditivos

Si bien es cierto que los «carragenanos degradados» no se utilizan en la industria alimentaria, el estudio antes citado afirma que la variedad que consumimos podría llegar a convertirse en «degradados» en nuestro aparato digestivo, de ahí su advertencia.

Por cierto, no está de más comentar que los carragenanos también se utilizan en el ámbito de la experimentación con animales en el ensayo de fármacos antiinflamatorios ya que inyectados bajo la piel provocan inflamaciones (recordemos que este aditivo también es sospechoso de provocar inflamación intestinal cuando es ingerido).

Mousse de queso Rondelé de
Président, libre de aditivos

Para colmo, los carragenanos están presentes en multitud de productos. En este blog ya los hemos encontrado en batidos, helados, yogures, jamón cocido, pechuga de pavo, salchichas, horchata, pizza y queso rallado. Ahora también en queso para untar. ¡Vaya tela!

En definitiva, que las únicas marcas que no contienen aditivos son el queso blanco cremoso de ALDI, Cream cheese classic de Goldessa (Lidl) y el Mousse de queso natural Rondelé de Président.

En la segunda parte de esta entrada hablaré del resto de variedades.

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