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Tomate frito: hay que vigilar los ingredientes

El tomate frito es otro de los productos que es conveniente vigilar antes de elegir la marca ya que te pueden colar algún que otro aditivo poco recomendable sin darte cuenta. Voy a poner algún ejemplo pero, como siempre, la idea no es ceñirse a las marcas que comento aquí, sino adquirir el hábito de mirar los ingredientes y elegir los que contengan menos «añadidos».

Pues bien, comienzo con la marca Cidacos (la gama que fabrica para Mercadona). Su tomate frito básico contiene el conservador E-202 (sorbato de potasio) al que ya me he referido en entradas anteriores. En algunos casos se han dado reacciones pseudo-alérgicas al consumir este conservante, así que siempre que haya alternativas es mejor evitarlo.
Menos recomendable aún es la marca Sargona de la cadena Lidl ya que le añaden glutamato monosódico para potenciar su sabor (E-621). También de este aditivo he hablado varias veces y siempre lanzo el mismo mensaje: no solo es potencialmente perjudicial para la salud, sino que además supone un engaño en toda regla a nuestro paladar puesto que su función es que el producto parezca más rico y sabroso de lo que realmente es.
Como alternativas a estos tomates fritos con aditivos encontramos muchas marcas que no añaden nada al producto. La propia Cidacos fabrica uno «Estilo casero con aceite de oliva»  que no contiene aditivo alguno (además está muy rico), pero es algo más caro que el básico.
También podemos optar por las marcas blancas de Carrefour (la normal y la ‘discount’) ya que el único añadido es vitamina C ácido cítrico (E-330) que solo afecta a las personas alérgicas a los cítricos. [actualización: por error se me coló la «vitamina C» que aquí no pinta nada].
Como en otras ocasiones, también podemos intentar hacer nosotros el tomate frito. Por si acaso os apetece, aquí va una receta.
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