Esta semana toca hacer un nuevo descanso en el análisis comparativo de productos para hablar de otras cuestiones más o menos relacionadas. En esta ocasión quiero referirme a un aditivo de esos que ponen en duda la confianza en las agencias de seguridad alimentaria de los diferentes países. Se trata del aceite vegetal brominado (BVO por sus siglas en inglés).
La bebida energética Mountain View (Pepsi Co.) utiliza BVO en Estados Unidos (Imagen: Ryan Bayne) |
Esta sustancia se obtiene a partir de ciertos aceites vegetales (maíz, soja…), ligados con el elemento químico Bromo. De un lado se utiliza como retardante de la llama, es decir, que se aplica a tejidos y otros materiales para reducir el riesgo de incendio. Y, de otro lado, se usa en la industria alimentaria en algunos países como aditivo para estabilizar las bebidas gaseosas con sabor a cítricos. Concretamente, su alta densidad evita que el aroma de los aceites cítricos flote en la superficie de las bebidas, logrando que permanezcan en suspensión.
Pues bien, el uso del aceite vegetal brominado como aditivo alimentario está prohibido en la Unión Europea, India y Japón, entre otros lugares, debido a que un consumo elevado de este producto puede generar problemas cardíacos, reproductivos y de conducta (por ejemplo, psicosis), según revelaron varios estudios en animales. Además, existen otras evidencias sobre los perjuicios del Bromo para la salud humana, de los que hablaré en entradas futuras.
Sin embargo, en otros países como Estados Unidos, Canadá o México sí está permitida su utilización. Concretamente, en Estados Unidos se aprobó inicialmente en 1958, pero la FDA (agencia gubernamental encargada de la seguridad alimentaria) la prohibió en 1970 debido a la aparición de los primeros hallazgos sobre sus efectos nocivos para la salud. Sin embargo, al parecer, la presión de la industria logró que el Gobierno norteamericano realizara una aprobación provisional del BVO en 1977, reduciendo la dosis de aceite vegetal brominado que se podía añadir a los alimentos y manteniéndolo bajo vigilancia a la espera de nuevos estudios. Esa aprobación provisional aún hoy día contínua… ¡37 años después!
Pepsi Co. retiró el BVO de Gatorade en Estados Unidos (Imagen: Marc Gelinas) |
En 2012 se lanzó una petición a través de la plataforma Change.org solicitando que «no se utilicen químicos retardantes de la llama en bebidas deportivas«. Gracias a esta presión de la ciudadanía, en enero de 2013 Gatorade anunció públicamente que eliminaba este aditivo de su bebida, no porque considerara que fuera perjudicial, sino para mayor tranquilidad de los consumidores. [ACTUALIZACIÓN 07/05/2014: Coca Cola anuncia también la retirada de BVO de sus refrescos]
No obstante, se calcula que el 10% de los refrescos en Estados Unidos siguen utilizando aceite vegetal brominado.
Aunque esto, afortunadamnete, no nos afecta aquí en España, me ha parecido interesante comentarlo porque una vez más importantes agencias de seguridad alimentaria como la FDA (Estados Unidos) y la EFSA (Unión Europea) aplican distintas varas de medir con diversos aditivos. Algunos están prohibidos allí y autorizados aquí o, como es el caso, otros no se pueden utilizar aquí pero sí allí. ¿Estamos locos?
Si, evidentemente, no se trata de un aditivo imprescindible ya que en Europa se sustituye por otros que cumplen la misma función… ¿por qué no prohibirlo ante las primeras evidencias de riesgo? Evidentemente, porque hay muchos intereses económicos en juego. He leído en otros blogs la opinión de quimiófilos asegurando que estas prohibiciones obedecen a guerras comerciales entre fabricantes y patentes, que presionan para que no se autorice determinado aditivo y fastidiar a la competencia… Podría ser.
Pero, de la misma manera, también podría ocurrir al contrario (que es lo que yo creo). Es decir, que es la presión de los fabricantes la que logra «convencer» a las autoridades de un país para que no se fijen tanto en los estudios que dejan en mal lugar a sus productos o sustancias. Sin ir más lejos, esto ya lo hemos visto con el amianto del que existiendo evidencias innegables de sus perjuicios, no había manera de que se prohibiera debido al poder de sus fabricantes y, no seamos ilusos, a la extraordinaria facilidad con la que algunos gobiernos y agencias públicas se dejan querer por el poder económico.
Genial la entrada! ¿has visto esto? http://www1.mcdonalds.ca/NutritionCalculator/IngredientFactsEN.pdf
Gracias, Tulia.
Sí había leído que en algunos países, parece que en España no, McDonalds había decidido publicar los ingredientes pormenorizados de sus productos. La verdad es que no los he leído con detenimiento, además de que los ingredientes pueden cambiar de un país a otro.
En cualquier caso, me parece muy positivo que los restaurantes publiquen sus ingredientes ya que cuando compramos un alimento en el supermercado sabemos qué aditivos lleva, pero cuando nos lo sirven en un bar o restaurante, no tenemos ni idea.
Evidentemente, la comida de McDonalds no es la más adecuada, nutricionalmente hablando, para un consumo frecuente, pero eso no quita que aplauda esta iniciativa que ha tenido. Cuanta más transparencia, mejor.
¡Saludos!
Gracias Moisés por tu información tan interesante,que demuestra como el dinero manipula y compra conciencias.
Ya lo dice el refranero popular: «Poderoso caballero es don dinero».
Gracias a ti por leer lo que escribo y por tomarte la molestia de dejar un comentario.
Saludos.